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miércoles, 2 de mayo de 2018

Ramón Gaya. Murciano Ilustre

Pintor de lo sutil, Poeta de lo singular... 



Ramón Gaya
(Foto de Juan Ballester, extraída de Wikimedia Commons. Licencia CC)

Ramón Gaya, nace en Murcia el 10 de octubre de 1910, de padres catalanes. Se inició en la pintura a temprana edad, de la mano de los pintores Pedro Flores y Luis Garay En la pequeña biblioteca familiar toma contacto con León Tolstoi, Friedrich Nietzsche y Benito Pérez Galdós
En 1927, obtiene una beca del Ayuntamiento de Murcia, que le permite viajar a Madrid, donde entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y conoce a la mayoría de componentes de la Generación del 27
En 1928, acompaña a Pedro Flores y Luis Garay a París, donde participa en una exposición en la galería Aux Quatre Camins, que resulta ser un éxito, pero su estilo clásico le hace decepcionarse ante la oferta de las vanguardias. Regresa a Murcia, donde en agosto de ese mismo año, fallece su madre, para poco después marchar a Altea, donde residirá varios meses. A partir de 1932 y hasta el comienzo de la Guerra Civil, colabora con el proyecto de Misiones Pedagógicas. En junio de 1936 se casa en Madrid con Fe Sanz, con la que tiene su única hija, nacida en Valencia en 1937. Durante la guerra, forma parte de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Es miembro fundador de la revista Hora de España, por donde pasaron grandes artistas como Manuel Altolaguirre, Maria Zambrano, Rafael Alberti, Antonio Machado...   
Los finales de la guerra, coinciden con la muerte de su esposa en el bombardeo de Figueras, al que sobrevive su hija y la muerte de su padre en Barcelona.
En junio de 1939 y en compañía del grupo Hora de España, embarca rumbo a Méjico, donde permanecerá exiliado hasta 1952, año en el que vuelve a Europa, viajando por París, Venecia, Florencia y Roma, donde visita a María Zambrano, volviendo de nuevo a Méjico, hasta su regreso a España en marzo de 1960.
Durante los años siguientes, viaja por diversas ciudades, Barcelona, Madrid, Murcia y Valencia, donde en 1966 conocerá a la que sería su segunda esposa: Isabel Verdejo. Sus constantes viajes por el territorio nacional, producen un resurgimiento de su figura, por medio de varias exposiciones, el reconocimiento de su tierra y la publicación de la segunda edición de su libro Velázquez, pájaro solitario (de la que se han alcanzado 4 ediciones), al mismo tiempo que su pintura adquiere los rasgos de luz y enfoque que la caracterizaron en sus últimos años.
En 1985 el Ministerio de Cultura le concede la Medalla de Oro al Mérito en la Bellas Artes. En el año 1989 se lleva a cabo una Exposición Antológica de su obra en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y en la Iglesia de San Esteban de Murcia. En 1990 se inaugura en Murcia el Museo Ramón Gaya, que alberga más de 500 obras, donadas por el artista a la ciudad de Murcia. En 1997 se le concede el Premio Nacional de las Artes Plásticas. La Universidad de Murcia le concede en 1999 el título de Doctor Honoris Causa. En Valencia, el año 2000, el IVAM ofrece una gran exposición sobre su obra. El Ministerio de Cultura le premia en 2002 con el Premio Velázquez a las Artes Plásticas, en su primera edición. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, bajo la dirección de Juan Manuel Bonet, acoge en 2003 una exposición sobre su carrera artística. Muere en Valencia el 15 de octubre de 2005.
Ramón Gaya fue un pintor de pincelada suave, ligera, emotiva, pero definida en el trazo, descubridora de imágenes llenas de un encanto sobrenatural, de una perspectiva imposible pero natural y, todo ello le ocupó su vida entera, encontrando momentos de inspiración para cultivar la poesía, extensión de la palabra de su pincel, síntesis de humanidad, de profunda visión del suceso artístico. Amó a Velázquez y él, fue en todo momento, fuente de inspiración, para disfrute de todos cuantos amamos el arte, de todos cuantos hablamos a diario con nuestra alma inmortal.



No es consuelo, silencio, no es olvido
lo que busco en tus manos como plumas;
lo que quiero de ti no son las brumas,
sino las certidumbres: lo perdido


con toda su verdad, lo que escondido
hoy descansa en tu seno, las espumas
de mi propio sufrir, y hasta las sumas
de las vidas y muertes que he vivido.


No es tampoco el recuerdo lo que espero
de tus manos delgadas, sino el clima
donde pueda moverme entre mis penas.


No esperar, mas tampoco el desespero.
Hacer, sí, de mí mismo aquella sima
en que pueda habitar como sin venas.

                  
                       Ramón Gaya




Artículo aparecido a los pocos días de su muerte,
en el diario La Verdad de Murcia


© francisco javier costa lópez

miércoles, 7 de abril de 2010

Isaac Peral. Murciano Ilustre

El Inventor Del Submarino de Guerra




Isaac Peral


Casco del submarino Peral, expuesto en la explanada de su ciudad natal,
Cartagena. © (foto) 01.04.2007 francisco javier costa lópez



Muchos antes que Isaac Peral, (Cartagena (Murcia, España) 1851, Berlín 1895), intentaron construir algún tipo de nave que pudiera navegar sumergida, sobre todo con fines militares, para hacer valer su factor sorpresa, pero lo que hoy conocemos como submarino, no fue tarea fácil para los ingenieros, que debieron de vencer multitud de obstáculos para llegar a las hoy sofisticadas y tecnológicas naves de inmersión.
El hecho concreto, es que Isaac Peral, construyo el primer submarino empleado con fines militares, que en 1890, disparó con éxito el primer torpedo de la historia. El costo total de construcción, ascendió a la cantidad de 299.500 pesetas, es decir, 1800 euros en la actualidad.




Esquema básico de un submarino

Esquema de un submarino de la Segunda Guerra Mundial

Inmersión - Emersión de un submarino

Submarino de la Armada Española




LEYES FISICAS DE SU FUNCIONAMIENTO

Los submarinos se rigen por el principio de Arquímedes que dice: todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta una fuerza vertical y hacia arriba que es igual al peso del líquido desalojado.


Los submarinos se sumergen o flotan en el agua según aumente o disminuya su peso, pero el volumen no se altera.

Su peso se modifica muy fácilmente inyectando agua en el interior mediante unas bombas mecánicas para que su densidad sea mayor que la densidad del liquido y consiga hundirse o expulsando el agua mediante esas mismas bombas para que la densidad del submarino sea menor que la del liquido (la del agua del mar vale 1030 kg/m3) y suba a la superficie. Esta agua se alberga en unos compartimentos especiales (llamados tanques), que se hallan en el interior del casco del submarino o entre sus paredes.


Con el paso del tiempo, las grandes potencias, han invertido en el estudio y diseño de estas naves, enormes cantidades de dinero, siempre con la meta de ser los primeros en este tipo de carrera armamentística y dominar los océanos. Pero tales grados de sofisticación tecnológica, no impidieron que el 3 ó 4 (no hay acuerdo entre las dos naciones en cuanto al día exacto) de febrero de 2009, el moderno submarino nuclear británico "HMS Vanguard", (dicen los expertos que es de máxima seguridad), chocó en las profundidades del Golfo de Vizcaya, con el también submarino nuclear francés (también garantizado como seguro) "Le Triomphant", con la gran fortuna para todos los mortales, que no pasó a mayores, y sólo tuvieron daños en el casco, aunque en el caso del navío francés, los gastos de reparación ascendieron a 56 millones de euros. Pero no se asusten, comparativamente, es como si usted hubiera rozado el paragolpes de su vehículo, ya que el costo total de cada una de estas "bestias" es de 4 282 millones de euros. Por cierto, cada submarino era portador en el momento de la colisión, de 16 misiles balísticos, de una capacidad por misil, de 110 Kt (kilotones), once veces superior a la bomba nuclear que se utilizó para devastar Hiroshima, o sea, un total de 1760 Kt., 176 veces mayor, que la referida bomba.

Una explosión nuclear, hubiera causado millones de muertos, la desaparición de miles de ciudades, la contaminación y la extinción durante miles de años, de la flora y fauna de gran parte de este océano, en definitiva, hubiera sido la mayor catástrofe desde que el hombre existe en la Tierra.
¡Ah! se me olvidaba: - son países aliados - (también de España, por ser de la OTAN). Demos gracias. Aún podía haber sido peor.





© francisco javier costa lópez

sábado, 16 de febrero de 2008

Paco Rabal. Murciano Ilustre

El Actor De Águilas (Murcia)






Francisco Rabal Valera,  nació el 8 de marzo de 1926 en la Cuesta de Gos,  una pequeña pedanía de  Águilas (Murcia), segundo de tres hijos de un minero y una molinera, Francisco, asistió a la escuela de su pueblo y a los cuatro años escribía y leía correctamente. En 1932, cuando contaba con seis años de edad, la familia Rabal se traslada a Barcelona y posteriormente fija su residencia en Madrid, ciudad en la que trabajó en varios oficios, desde vendedor ambulante, hasta empleado en una fábrica de chocolate y asistía a las clases nocturnas de los Jesuitas, donde montaba cuadros teatrales. Por aquella época se inauguraron los Estudios Cinematográficos Chamartín donde fue admitido como aprendiz de electricista. Allí encontró sus primeras oportunidades como figurante y actor de reparto en dos películas de Rafael Gil: “La pródiga” y “Reina Santa” (1946), y en otras tantas de José López Rubio: “El crimen de Pepe Conde” (1946) y “Alhucemas” (1947), a las que seguiría ya, un papel principal en “María Antonia «La Caramba»” (1950), de Arturo Ruiz-Castillo.

Con su esposa Asunción Balaguer
En los Teatros Infanta Isabel y María Guerrero, conoció a José Tamayo, quien le contrató como actor profesional de la Compañía Lope de Vega, con la que debuta en 1947. En la compañía estaba Asunción Balaguer, con la que contrajo matrimonio en 1951, una excepcional actriz que fue capaz de abandonar su brillante carrera para dedicarle la vida entera a Rabal, con el que tuvo dos hijos, Teresa y Benito. Más tarde Luis Escobar, director del María Guerrero, le contrató como protagonista de “La Honradez de la Cerradura”. Interpretó también “Luna de Sangre”, de Rovira Beleta, y regresó a la Compañía Lope de Vega para estrenar en Madrid “La Muerte de un Viajante”, de Arthur Miller.
Alterna los trabajos cinematográficos con los escenarios hasta que, en 1953, fue contratado en exclusiva por Vicente Escrivá, para películas de corte religioso o político como “La guerra de Dios” (1953), “El beso de Judas” (1954) o “Murió hace quince años” (1954), dirigidas todas por Rafael Gil. De ahí en adelante trabajó a las órdenes de José Luis Sáenz de Heredia: “Historias de la radio” (1955) o José María Forqué: “Amanecer en Puerta Oscura” (1957) a la vez que dio sus primeros pasos en el cine extranjero en “Marisa la civetta” (1957) de Mauro Bolognini, o “Prisionero del mar” (1957) de Gillo Pontecorvo, Rabal y Buñuel.

Con Carmen Sevilla, en "La pícara Molinera"

A finales de los cincuenta se encuentra con Luis Buñuel en “Nazarín” (1958). Su interpretación logró que la colaboración con el maestro aragonés se prolongara luego en “Viridiana” (1961) y en “Belle de Jour” (1966). Michelangelo Antonioni en “El eclipse” (1961), Leopoldo Torre Nilsson en “La mano en la trampa” (1961), Jacques Rivette en “La religiosa” (1966) o Luchino Visconti, con el que trabajo en el episodio “La strega bruciata viva” (1966) fueron otros de los directores que requirieron sus servicios.

"Los santos inocentes"
La siguiente década la inició con las obras polémicas y desiguales de Glauber Rocha: “Cabezas cortadas” (1970) o Silvano Agosti: “N. P. il segreto”  (1972). Realizó documentales sobre Machado, Alberti y Dámaso Alonso. La época de “La Colmena” (1982) y, sobre todo, “Los santos inocentes” (1984), ambas de Mario Camus, y por la segunda de las cuales obtuvo, conjuntamente con Alfredo Landa, el Premio a la Mejor Interpretación Masculina en el Festival de Cannes, fue gloriosa.

Los personajes con personalidad se convirtieron en marca de la casa. Dio vida al intelectual Rocabruno de “Epílogo” (1983), de Gonzalo Suárez, y al pícaro Ginés de “Truhanes” (1983), de Miguel Hermoso. De esta época son también sus excelentes trabajos en “Padre nuestro” (1985), de Francisco Regueiro; “Tiempo de silencio” (1986), de Vicente Aranda; “El disputado voto del señor Cayo” (1986), de Antonio Giménez-Rico; “¡Atame!” (1989), de Pedro Almodóvar; o “El hombre que perdió su sombra” (1991), de Alain Tanner.

Celebrando el Premio Goya
A raíz de sus creaciones en diversas series de televisión, en especial “Juncal” (1988) y “Una gloria nacional” (1992), su popularidad desbordaba. A pesar de su avanzada edad, Rabal siguió trabajando en el cine: “Así en el cielo como en la tierra” (1995), de José Luis Cuerda; “El palomo cojo” (1995), de Jaime de Armiñán; “Airbag” (1997) de Juanma Bajo Ulloa; “Pajarico” (1997), de Carlos Saura; “Pequeños milagros” (1997), de Eliseo Subiela; “El evangelio de las maravillas” (1998), de Arturo Ripstein; “Goya en Burdeos” (1999), de Carlos Saura, por la que consiguió el Premio Goya a la Mejor Interpretación Masculina; “Lázaro de Tormes” (2001), de José Luis García Sánchez; o “Divertimento” (2000), de José García Hernández.

Entre la larga serie de premios recibidos, figura el Premio Nacional de Cinematografía (1984). En 1992 se le otorga la Medalla de Oro de Bellas Artes y, al año siguiente, la Medalla de Oro de la Academia de Cine, y en 2000 le concedieron la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo. En 1995 la Universidad de Murcia le hizo Doctor Honoris Causa. También fue nombrado Hijo Predilecto de Águilas, y de la Región de Murcia. Paco Rabal donó todos los premios recogidos a lo largo de su trayectoria profesional a su tierra, y están expuestos en la casa de Cultura de Águilas que lleva su nombre.

Rabal, que según sus propias palabras llevaba 55 años escribiendo "sus cosillas", publicó en 1994 el libro “Mis versos y mi copla y más tarde, con la colaboración del escritor Agustín Cerezales, su biografía “Si yo te contara”.
El padre de la cantante Teresa Rabal y del director Benito Rabal, y abuelo del también actor Liberto Rabal, ofreció en varias ciudades españolas, junto a su mujer Asunción Balaguer, el recital poético “Queridos poetas...”, en el que recordó a muchos de los grandes escritores en español y en catalán del siglo pasado para recaudar fondos para la Casa del Actor.

El actor falleció el miércoles 29 de agosto de 2001, a los 75 años de edad, víctima de un enfisema pulmonar cuando viajaba en avión de regreso a Madrid, acompañado por su esposa, procedente de Montreal, donde recibió un homenaje en el marco de la XXV edición del Festival de Films du Monde de Montreal; en el mes de septiembre, el Festival de Cine Internacional de San Sebastián, en su 49 edición, tenía previsto entregarle el Premio Donostia en reconocimiento a toda su carrera.
Su capilla ardiente se instaló en la Casa de la Cultura Paco Rabal de Águilas y permaneció abierta durante toda la noche. Hasta ella se acercaron numerosos ciudadanos para firmar en los libros de condolencias y dar su último adiós al actor. Bajo un almendro situado junto a la ermita de la Cuesta del Gos, en Águilas, el lugar que le vio nacer, recibieron sepultura las cenizas del actor en una emotiva ceremonia presidida por su viuda, Asunción Balaguer, y sus dos hijos, Teresa y Benito. Al sepelio asistieron miles de personas entre vecinos, amigos, autoridades locales y autonómicas así como un nutrido grupo de compañeros de cine y teatro de Francisco Rabal. Un año después de su muerte, y con el patrocinio del marqués de Águilas, Alfonso Escámez, el escultor Santiago de Santiago lo modeló en bronce descansando plácidamente y con la mirada perdida en el horizonte. Dicha escultura se encuentra en la Cuesta de Gos, donde en un principio reposaron sus cenizas, que fueron trasladadas posteriormente al cementerio de Águilas.

Escultura a Francisco Rabal, en su tierra natal Cuesta de Gos (Águilas)

Este artículo, que yo he completado y al que le he añadido todos los enlaces, fue publicado en: http://www.todoaguilas.com/pacorabal.htm, en la fecha en la que redacté este post. En la actualización, efectuada en julio de 2017, parece que esta página ha desaparecido o cambiado de dirección, lo cual expreso para general conocimiento.

sábado, 19 de enero de 2008

Vicente Medina. Murciano Ilustre

El Poeta De Nuestra Tierra






Vicente Medina, el murciano de Archena a quien se debe gran parte de la identidad regional, nació en el año 1866, el 27 de Octubre, hijo de costurera y quiosquero. A su padre le conocían como Juan de Dios, «el de los romances», por los muchos que se sabía y recitaba por los pueblos. Así, se puede suponer, que Vicente Medina tuvo una infancia llena de relatos y de historias. De pequeño, según nos confiesa, leía todo lo que caía impreso en el humilde negocio de su padre, junto al Balneario.

Fue soldado en Filipinas, donde comenzó también su oficio literario, y donde publicó sus primeros versos, de amor. Cuando volvió a Cartagena, se editó su primer libro, "Aires Murcianos", escrito con la intención de dignificar el habla murciana, tan vejada por los panochistas en el teatro. En 1901 ya había sido traducido al checo, y era autor teatral estrenado.

En 1908 emigra a Argentina, acaso su segunda patria. Allí se hizo agricultor propietario y continuó con su labor literaria, editándose él mismo sus obras.

En 1926 es condenado a 4 años de prisión por la justicia argentina, por un asunto financiero. Frente a este hecho, escribió "Mi Defensa Moral", donde reseña los servicios, económicos y culturales, que su labor personal había proporcionado a aquella república. Después viaja por todo el cono sur de América, casi en olor de multitudes, con gran provecho literario.

En 1931 regresó a su pueblo natal, tras 25 años de ausencia, unos días antes de la proclamación de la República. En Abril de 1936 debe marchar otra vez a América. Su manifiesta defensa del Frente Popular le hacía peligrosa su estancia en España. Murió en Rosario, Argentina, el 17 de Agosto de 1937.

Escribió unos veinte libros de poesía, cuatro dramas teatrales y dejó abundante obra inédita. Sus artículos periodísticos son numerosísimos, y están desperdigados por España y América.
Su poesía, desde un inicial romanticismo sentimental, pasó a incorporar un fuerte rasgo de observación naturalista, que le hizo ascender a una suerte de denuncia social, mezclada con la mirada del más noble sentimiento popular: la piedad por el prójimo. Sus poemas condensan ese sentimiento de lo popular murciano sentimental de una manera bastante fiel, sin concesiones al efectismo sensiblero, superando el tópico y la abstracción del suceso.
El poema "Cansera" ha sido explicado magistralmente por el historiador José Mª Jover Zamora, quien ve en él, además de sus inmortales valores líricos, un retrato cabal del espíritu español inmediatamente posterior al desastre de Cuba y Filipinas, y previo a la Generación del 98.

Su libro más representativo y popular.


Cansera

¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas
arroyás y pegás a la tierra;
pa ver los sarmientos rüines y mustios
y esnüas las cepas,
sin un grano d'uva,
ni tampoco siquiá sombra de ella...
Pa ver el barranco,
pa ver la laera,
sin una matuja... ¡Pa ver que se embisten,
de pelás, las peñas!...
Anda tú, si quieres,
que a mí no me quea
ni un soplo d'aliento,
ni una onza de fuerza,
ni ganas de verme,
ni de que me mienten, siquiá la cosecha...
Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca
pise más la senda,
ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,
ya muerto, me llevan...
Anda tú, si quieres...
No he d'ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,
por esa sendica por ande se fueron,
pa no volver nunca, tantas cosas buenas...
esperanzas, quereres, suöres...
¡To se fue por ella!
Por esa sendica se marchó aquel hijo
que murió en la guerra...
Por esa sendica se fué la alegría...
¡Por esa sendica vinieron las penas!...
No te canses, que no me remuevo;
anda tú, si quieres, y éjame que duerma,
¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me espertara!...
¡Tengo una cansera!...


Publicado en: 

 http://www.lomejordemurcia.com/lmdm_medina_vicente1.htm 
(Página hoy inexistente.)


El murcianismo puro, el del calzón y esparteña, el del bordado y el refajo, debe mucho a este murciano ilustre, que paseó su ciudadanía por España y gran parte de sudamérica. Su poesía sencilla, arraigada en el pueblo, tratada con cariño y siempre esperando, que a través de sus versos, se comprendiera más al huertano, es una joya, que las generaciones actuales, debieran por lo menos conocer.

© francisco javier costa lópez

Inocencio Medina Vera. Murciano Ilustre

El Pintor De La Luz Murciana




Pintor, nacido en Archena (Murcia), hijo del maestro don Miguel y primo segundo del poeta Vicente Medina, al que estuvo muy unido. Tras un primer aprendizaje en Murcia, se trasladó a Madrid, donde se inició en la pintura decorativa de la mano de Antonio de la Torre. En unión de su maestro participó en la decoración del teatro Romea, que fue reinaugurado en 1901. Poco después, en 1904 obtuvo la tercera medalla en la exposición nacional por su obra «A casa que llueve»
En estos años realizó otros trabajos como pintor decorativo en Cartagena y la Unión. Antes había llevado a cabo las ilustraciones para la edición de los poemas de su primo Vicente. De vuelta a Madrid realizó magníficas portadas y dibujos satíricos para «Blanco y negro» y otros dibujos y caricaturas para otras publicaciones. Animado por Vicente Medina, intentó también la aventura americana, residiendo en Argentina durante varios años. Vinculado al modernismo, es uno de los máximos exponentes de la pintura costumbrista; su obra contiene elementos formales de las escuelas madrileña y andaluza y en ella plasmó tanto los tipos populares murcianos como madrileños. 
Como pintor naturalista reflejó también la vida en la huerta, pudiendo ser homologable su papel en la pintura, al que realizó su primo en la poesía. También trató en su obra el tema taurino (era muy aficionado a los toros), el retrato y las marinas. Pese a su muerte prematura realizó una importante producción artística que cada vez resulta más valorada.

(Publicado en: http://archena.es/node/1845?page=0%2C1 - Página inexistente hoy en día.)

Un día más, pintura costumbrista murciana de Inocencio Medina Vera

sábado, 5 de enero de 2008

Eloy Sánchez Rosillo. Murciano Ilustre

Un Poeta Para la Reflexión...







Ha pasado por mis manos, por aquellos azares ilustres de la vida, esos que sin darnos cuenta nos marcan de una u otra forma y, posibilitan nuestro acercamiento a la luz, el libro de poemas de mi paisano Eloy Sánchez Rosillo, «LA VIDA», con una ilustración en portada de otro gran murciano, artista universal, ya fallecido, Ramón Gaya. Y he quedado gratamente sorprendido, pues me encuentro con profundos versos, dentro de un contexto de sobriedad y madurez, con incitación clara a la reflexión y con un marcado carácter intimista. «LA VIDA», puede ser la de Eloy, pero también puede ser la de cualquiera que se sumerja en estos ambientes, donde se recrean esos espacios en los que todos hemos existido. Y me quedo con esa palabra, pues de existencia se trata.


© francisco javier costa lópez





Extrañeza



Retorna junio.

¿Son los mismos de entonces

sus frutos de oro?
Vuelve el verano.
Mas con él, no regresa
mi juventud.



Las fotos que aquí aparecen, corresponden al libro "LA VIDA", editado por TUSQUETS EDITORES. Los derechos de los diseños, fotos, textos y dibujos, corresponden a sus autores, y se muestran sólo con carácter meramente informativo.