He asistido a reuniones, en las que uno de los presentes, ha tomado la palabra y… bla, bla, bla, y me he perdido entre sus palabras y mis pensamientos. Nada interesante, por lo general se aporta en reuniones de amigos: que si el coche, el fútbol, las mujeres o los hombres, según… No critico esto, que es bueno, pero no como regla general. Lo banal abunda y a la larga se hace pesado, como una rutina, vamos, que es prescindible.
En otras, uno de los presentes, toma voz, y explica sus razones y conocimientos sobre un hecho. Lo hace sabiendo lo que dice, y dando a entender, que ha reflexionado sobre ello. Engancha desde el principio, consigue que los presentes centren su atención y al mismo tiempo, piensen en el tema. Alguien dirá que es demasiado filosófico para una reunión de amigos, y talvez tenga razón. Pero abogo por ello, porque en esta situación, los oyentes disponen de libertad para participar, a diferencia que en el anterior caso, en la que la mayoría de las veces, es el tedio el que invita a la retirada.
Y he ido a otras, en las que he intentando explicar mis conocimientos sobre un suceso o acontecimiento, y seguramente por no hacerlo bien, no he logrado el interés de la asistencia.
Visto lo anterior, me atrevo a pensar que «sólo sé que no sé nada», y que lo mejor es dejar la dialéctica a los grandes oradores y aprender de todos, buenos y malos.
Lograrlo es mi objetivo. Conseguirlo un compromiso.
Historia Real Acaecida en la Primera Gran Guerra...
El verdadero Alvin York
Alvin York (arriba), más conocido por Sargento York, fue un soldado estadounidense, que destacó en la Pimera Guerra Mundial, siendo el más condecorado de la contienda, por la hazaña de conquistar el solo, un puesto de ametralladoras alemán, matando a veinte soldados y haciendo prisioneros, al menos, a 132 de ellos.
Teniendo en cuenta que la película data de 1941, la Warner, pretendió con este film, enardecer al pueblo americano, ante la inminente entrada de E.E.U.U. en la Segunda Gran Guerra, como así sucedió (recuérdese que el ataque a Pearl Harbor, fue el 7 de diciembre de 1941), por lo que decidió llevar a la gran pantalla a uno de sus héroes.
Howard Hawks
Difícil papeleta le encargaron a Howard Hawks (foto derecha), ya que el protagonista de la historia, afortunadamente, vivía todavía, y obviamente, había que contar con él, para presentar los hechos, lo más verosímiles posible, y no partir de datos erróneos, que posteriormente dieran al traste con todo el montaje. Para ello, se contó con él, hasta el extremo de que fue el verdadero Alvin, el que escogió a su doble en pantalla: Gary Cooper (foto abajo). Este, era reticente a interpretar un personaje vivo, y Alvin, tuvo que intervenir para convencerlo de aceptar dicho protagonismo.
Los detalles aportados por el legendario York, la maestría en la dirección de Hawks y la dignidad profesional de un ya mito de Hollywood, Cooper, concibieron una película, que se ve y se lee, que crece lentamente, como la vida misma, se toma los respiros que necesita el personaje y ofrece una visión distinta (en el plano fílmico) de lo que fue una ofensiva militar en los campos atrincherados franceses, cuestión esta, que aprovecharon después muchos cineastas, a la hora de planificar sus películas sobre la segunda guerra mundial.
Escena de la película "Sargento York"
Alvin York, experimentó un cambio radical en su vida: salió del medio rural, se incorporó a una unidad militar, en contra de sus creencias cristianas que le hicieron pedir la objeción de conciencia, que le fue denegada, luchó por su patria y para proteger a sus compañeros, se convirtió en héroe de la contienda y de su país, entró con gloria, a su vuelta, en la gran urbe y en los ambientes más distinguidos, y volvió casi sin hacer ruido a su pueblo, donde su vida era feliz.
Realmente, York, consiguió en vida, lo que muchos de nosotros, sólo conseguimos en sueños, y a su vuelta pudo casarse, y ser un miembro respetado por todos sus vecinos.
Todo esto, queda reflejado en la película, que con el tiempo se ha convertido en un mito, y tema de discusión, pues su pretendido propagandismo de época, hoy no es aceptado como tal, escogiéndose más bien, el tono reflexivo del protagonista, en el sentido de que sus pensamientos y creencias, forjadas en férreas y jerárquicas estructuras, pueden en la actualidad, parecer caducos, y hacer imperar una moral más homogénea, liberal e individual, que justifique que esta historia, sea tenida en el presente, como una historia antibelicista.
Walter Brennan, ayuda espiritualmente a Alvyn York.
Afiche de "Solo ante el Peligro".
He comentado anteriormente, el poco afán de Cooper, por protagonizar este film, aunque y por las razones apuntadas, finalmente aceptó. Y aceptó, sin restricciones, para dar lo mejor de si, para bordar el papel, llevando el peso de la producción y saliendo airoso hasta tal punto que le valió su primer Oscar (el segundo lo ganó por «Solo ante el pelígro» 1952).
La película, de una factura impecable, se ve con agrado, con un crescendo casi imperceptible, que nos va transportando a través de la vida de Alvin y sus vivencias más recordadas. Mencionar también, el papel de Walter Brennan, caracterizado como cura y consejero de York (foto arriba).
En definitiva, se trata de una historia para disfrutar en el entorno familiar, que contempla en parte el viejo dilema entre el bien y el mal, visto desde la óptica personal, y el claro convencimiento del protagonista por sus ideales.
No conozco la muerte.
No la he visto nunca
salvo en la vida de otros;
pensando discurren mis días
en que la muerte es lejana,
melodía de una canción
que para mi no está escrita.
Hay un precipicio,
donde todo es silencio,
donde el más lírico pajarillo,
el corazón más fuerte
y el alma más blanca,
no saben de vida
refugiados en una muerte segura.
Debe ser, porque no encuentro
vida en la vida,
cuando la vida es sólo muerte
y la muerte una nueva vida.
La famosa calle de la Platería, con el no menos famoso Bazar Murciano, ya desaparecido, en una foto que data de 1905. Esta calle toma su nombre, de los numerosos comercios dedicados al antiguo oficio de la orfebrería, joyería y al hoy desaparecido de alfarero de cobre.
La calle de Platería, en una toma actual, donde puede apreciarse que aparte del color y la estética de las personas y los renovados edificios, conserva puro (afortunadamente) su idiosincrasia y aspecto en general, sólo que ahora proliferan los comercios de ropa y complementos, en detrimento de los originales.
El ser humano, ha copiado la naturaleza hasta la saciedad. Recordemos: ¿a qué se parecía el Concorde? ¿a qué se parecen las aletas de un buzo? ¿a qué la boca de unos alicates?...
En realidad muchos diseños se inspiran en la madre naturaleza. Bueno, diran uds. Y esto ¿a qué viene?
Pues el otro día oí en el viento, que alguien decía que la soledad es como un alicate que te amordaza y a la vez te sujeta, sin dejarte opción. Pero a mi los alicates, vamos, su boca, me recuerda a la del Tyrannosaurus Rex, y esto quiere decir, que la soledad mal ejercida o recibida, es demoledora.
No me callo entre los abedules,
ellos,
que mustios crecen entre laberintos de asfalto,
y que,
a la sombra de los pasos de los llamados hombres,
suspiran,
por las risas de lo que fueron bosques.
Es, que,
yo hablo con la palabra de los jengibres
a los que cuerdos no saben oír,
y aguzo la mirada como alfiler
para encontrar locos que mi decir entiendan,
que siempre se hallan cuerdos y locos
en el arpa de mi vivir.
Y si no,
¿qué hace el poeta, con su cantalear de corduras,
en la depresión de una moribunda tarde,
si no explicarse en locuras?
Allí, la luz se congelaba
en el instante de plenitud
en que los silencios del pensamiento,
con un color abisal,
respondían a mis soledades
preguntando dónde ha una flor.
Allí, en la otra orilla
bajo una cripta aureolar
donde respirar es pesada carga
y el temblor,
amigo de manos es,
hallé el alado escoplo de cristal
que en perlada antracita talló
un verso al vuelo
con la forma de aquella flor.
Y allí, compañero,
en la otra orilla,
quedó mi alforja,
más henchida y también más pesada,
más gastada, más vetusta,
porque la experiencia deja brillos en nuestros días
pero pule nuestras querencias
dejándonos solo,
el nombre de la flor.
Si nos situamos en el pequeño pueblo de Monroeville, ubicado en el Estado Norteamericano de Alabama, hacia la mitad de siglo pasado, justo en el momento en que un negro, es acusado de violación, por una mujer blanca, nos habremos posicionado en un temible ojo de huracán. Con este «leif motiv», la escritora Harper Lee (1926), nacida en la localidad, donde ella misma sitúa los hechos (Monroeville), construye en 1960, una historia conocida por «Matar un ruiseñor», única obra como escritora, que le valió en 1961, el Premio Pulitzer. Lee, abogada e hija de abogado, escribió esta novela, alejada de los tumultos de un sur, que vivía densos años, entre grandes revueltas blancas, reivindicaciones negras, magnicidios, como el de Martin Luther King, y la abolición de la segregación legal, y lo hizo en Nueva York, donde residió bastante tiempo. Esta novela, se acerca en varios aspectos, a parte de la biografía de la propia autora: el personaje central Aticus Finch, es abogado, y su apellido, era el apellido de soltera de su abuela; la niña (hija de Aticus, fotografía pequeña) tiene rasgos de su infancia, y un amigo de ella en la película, está sacado de las largas conversaciones que mantuvo con su amigo Truman Capote, que a su vez, le leía cuentos.
Sólo un año más tarde de la obtención del Pulitzer, Robert Mulligan, decide llevar la novela a la gran pantalla, un corto espacio de tiempo (2 años entre publicación y estreno del film), que demuestra el gran interés por estos temas, de una sociedad cambiante, es más, de una sociedad que quería olvidar un pasado vergonzoso, para empezar a saldar viejas y dolorosas deudas.
Gregory Peck, nos ofrece una magnifica actuación del abogado Aticus Finch.
Mulligan, escogió para su película a un actor,
polivalente, de gran porte y elegancia tanto personal como artísticae interpretativa:Gregory Peck, que no falló
a las expectativas del director, ofreciendo una de sus mejores interpretaciones
(quizás la mejor), recompensada por el Oscar al mejor actor, aparte de otros
dos a la dirección artística y al mejor guión adaptado.
Robert Duvall, debutó en la gran pantalla, con un pequeño
pero importante papel dramático en esta película, que lo lanzó
al estrellato.
La película, fue un rotundo éxito, como lo fue la novela, a la cual sigue casi testimonialmente, y supuso el debut cinematográfico de un gran actor a la postre: Robert Duvall, que interpreta un pequeño, importante y difícil papel, en la trama. Mulligan, y todo el elenco de actores, destacando los magníficos niños en sus interpretaciones, se lucen, en una película, que siendo un drama, se nos da como un expectorante, un bálsamo suave y reconfortante, eso sí, con fuertes momentos, como les ocurre a los enfermos de tos. La historia, discurre tranquila, como si no hubiera prisa por contarla, deteniéndose en pequeños detalles, que lejos de aburrir, colaboran a sospechar, que la calma, no es calma, y que la gente vive demasiado ociosa (a veces), lo que presupone aburrimiento, nerviosismo y una clara motivación a apuntarse a aventuras (por llamarlo de alguna forma elegante) más peligrosas.
En definitiva, si usted gusta de un cine de calidad, donde se sumerja con
credibilidad en una atractiva historia, donde le aguardan grandes momentos, y
donde el desenlace, le dejará sumido en la reflexión, no se pierda esta
interesantísima «Matar
un ruiseñor», obra maestra del séptimo arte.
El Todo y la Nada o la Nada y el Todo (Salmo penitencial)
Nada nos cuesta nacer
y mucho vivir.
Como cangrejo, la vida,
resta días al haber,
y cuando el todo
se orea de almizcle,
pensamos que somos ese todo
mientras una campana clama a la nada.
Y es, que,
en oblongos túneles,
existe la nada sin nada
y la nada con todo,
y sólo al final encontramos
a una capciosa vida,
que por su regalo nos cobra,
la dura factura de la muerte.
¡Qué paradoja!
que vivamos sin ver,
que no hay
todo con todo
y...
nada sin todo.
Hay veces que uno, parece ser tocado por un halo mágico, que te hace ser la naranja más dulce del árbol, sentirte como un privilegiado, o simplemente, creer, que hoy será un día distinto, más bondadoso, vamos, que puedes jugar a los ciegos esos que anuncia el Chikilicuatre, que seguro te caen. Y vengo a decir esto, medio en broma, medio en serio, porque muy raras veces, consulto el ABC, siquiera alguna vez los titulares, pero hoy (29.05.2008) se me ha ocurrido ojearla interiormente, y me he encontrado en las páginas de cultura y espectáculos con un artículo que firma Sergi Doria, titulado «Salvat-Papasseit, oficio de poeta», que me ha interesado bastante,en base a que nunca lo había oído nombrar, y eso, quizás ha influido en mi curiosidad, más aún, porque al pie de página, figura una de sus poesías, que personalmente juzgo de gran belleza, de hermoso porte y que paso a transcribir, para deleite de quien guste de un momento exquisito:
La famosa Estación de Ferrocarril de -El Carmen-, en una toma que data de 1905, ubicada en el no menos famoso Barrio del Carmen, que debe su nombre a la Virgen del Carmen, venerada en la iglesia que preside el barrio.
La Estación, en una imagen actual, con el edificio restaurado y poco más. Parece increíble, que en los tiempos que corren, esta estación, no haya progresado arquitectónicamente, como la mayoría de las existentes en este país. Quizás su utilización como estación de paso, no le otorgue otro rango más acorde con el resto de la ciudad. Esperemos que esto se solucione, aunque entiendo que hay otras prioridades. Puede observarse al mismo tiempo, debajo del reloj que preside la fachada las letras MZA, que hacen referencia a la antigua propietaria de las líneas: Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante, que posteriormente se nacionalizó, pasando a ser RENFE.
La famosa Iglesia del Carmen, con sus torres gemelas, recibe al ciudadano, que viniendo del centro de la capital, quiere adentrarse en el barrio. "La Iglesia del Carmen, levantada en 1769: cuenta la tradición que la iglesia arciprestal está levantada en el solar de una antigua mezquita, la de Alhariella y que, tras la reconquista, fue ocupada por la ermita de S. Benito. La iglesia es, además, la sede de una de las cofradías de más solera de la ciudad: data de 1400 y se llama la Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Jesús, conocida como la de los Coloraos."
Toda partida, es un abandono,
conquistas en la distancia,
que inscritas, quedan en algún camino.
Es discurso del agua, que en el río
placentera, alegre río, se apacigua,
sin su fin saber.
Abono será, la hoja que cae,
la mies cerrará el ojo del querubín
que dulce soñará besos pasados.
Todo obedece a un paradigma de paciencia,
de cultivar el paso como un encuentro
de perdidos recuerdos, que el alma sembró
en las veredas de los tiempos.
Mas en nuestra partida,
dejamos infancia, niñez y
las bellas palabras, que hoy,
pronunciar no sabemos.
Mientras, el hombre llora,
entre obligadas desidias
y necesarios encuentros
cual será su discurrir.
Pero una luz primigenia,
que no esconde sombras
y donde el silencio
es la voz de todos,
nos dice:
nacer, morir, no es relevante.
Sólo vivir, en un orden cósmico,
garantiza un abandono
al encuentro de un infinito
que nos hará inmortales.
Con todo tipo de alimentos frescos, el fotógrafo Carl Warner, ha creado unos paisajes, que parecen surgidos del mundo onírico o quizás de un cuento de hadas.
El colorido que aportan hortalizas, panes, quesos, fiambres y otros tantos, unidos a una estudiada iluminación, sumerge al espectador en un suculento viaje.
Les invito a visitar su web, donde encontrarán estas y otras magníficas composiciones.
Gary Cooper, a la puerta del estudio del arquitecto Howard Roark, al que da vida en esta película.
Hablar de "El manantial", es hablar de la novela homónima de 1943, que fue un best-seller, de la escritora y filósofa Ayn Rand. Atendiendo a su título, no parece muy afortunada la transcripción como «El manantial», aunque su traducción literal «La fuente de la cabeza», se las trae también. Quizás «El pensamiento individual», o algo similar, fuera más acertado, aunque parece que el título está sacado de una de las frases de la obra. En definitiva, se trata de una película, que es un estudio sobre la mente creadora y sobre todo de la amistad; sin embargo, la novela aborda otros campos más adentrados en el terreno psicológico, que la cinta toca muy superficialmente. El hecho de que el argumento fuera revisado estrictamente por la autora, no se sabe con certeza, si colaboró en el resultado final, o si por el contrario, su ausencia, hubiera permitido alguna que otra liberalidad, que hubiera limado un poco, el hermetismo de determinadas escenas. Aún así, se trata de un film elogiable en muchos de sus aspectos, con una historia compleja a la hora de presentarla en imágenes, donde los personajes cargan con la mayor parte del peso escénico, saliendo airosos con suficiencia.
La historia trata sobre los logros de un arquitecto (Howard Roark, interpretado magistralmente, como siempre por Gary Cooper, en la foto superior), que triunfa gracias al empleo de una sólida personalidad, basada según la escritora, en demostrar que el individualismo, el yo primario y el egoísmo, no son defectos, sino virtudes a las cuales, no se recurre, en la vida real, por desconocimiento de la propia persona o por no saber valorar las posibilidades que cada uno tiene, entre otras más profundas y fuera del objetivo de este comentario.
La he visto varias veces, y siempre, me ha parecido ver en ella al gran arquitecto Frank Lloyd Wright, que revolucionó la arquitectura USA, con sus propuestas innovadoras e integrantes del hombre, como obvio destinatario de las mismas. Hoy sé, que es así, aunque no pudo contarse con sus diseños en la película, al ser por aquella época un arquitecto de gran prestigio, y pedir cantidades enormes por ellos, que los estudios no podían asumir. Así mismo, dejando a un lado la vertiente filosófica de la novela, soslayada sutilmente en la película, la trama de un triángulo amoroso, la afirmación del individualismo personal de los protagonistas (cada uno es único, o con connotaciones que así lo presentan) y el profundo sentido de la amistad que se establece entre los protagonistas principales (el arquitecto y el editor y millonario Gail Wynand, interpretado por un sólido Raymond Massey, foto abajo), exagerada dirán algunos y comprometida con las nobles reglas que la definen, dirán otros.
El gran actor Raymond Massey.
Yo, después de varios análisis de lo que esta propone, me quedo con un término medio: el individualismo, la amistad, el comportamiento general humano, no es necesario ni conveniente llevarlo a sus extremos, sino que la persona debe en cada momento, explorar su paso por la vida, en el más amplio sentido, y saber utilizar los medios para su disfrute, el de los demás y verter todos sus sentidos en la consecución de un mundo mejor en todos los aspectos.
La interpretación de los actores es buena, los personajes creíbles y la realización sobria, en un blanco y negro, que a veces acompaña a los fines de la trama, y todo ello, bajo la supervisión austera de la autora. Mal recibida en su momento por la crítica, el paso de los años, le ha dado la vitola de film de culto y hoy en día, circulan por la red, innumerables citas a «El manantial».
Patricia Neal, (en la fotografía junto a Gary Cooper, en una escena promocional de la película), que con anterioridad mantenía un romance en secreto con el protagonista, se vió obligada a romperlo, sometida por las presiones de la prensa, lo que le supuso una gran crisis emocional. Posteriormente, se caso con un escritor. Paradójicamente, una parte de la trama de la película, coincide con este hecho.
En cóncavas planicies
se mecen los tiempos
y las aguas, las tierras
y los aires primitivos,
deseando ser base
de una vida, que los inmortalice.
Necesitan el dibujo de unos ojos,
el modelado de unas manos
y la presión de unos pies
que en ellos siembren caminos.
De simas, de grutas intemporales,
surge majestuosa la figura del hombre,
ingrávida materia forjada
en anales de perpetúo fraguar
donde el inmortal fuego crepita,
los alados azules dormitan
y un reloj sin agujas, correr, hace al tiempo.
Ser hombre o elemento, es
distinto formulismo de una misma vida...
¿llegaré yo a ser hombre, o seré elemento?
¿quizás el dibujo de unos ojos,
unos dedos que cincelen
o la impertérrita huella en un sendero?
El Arenal, (espacio que hoy ocupa la plaza José Martínez Tornel La Glorieta y el Ayuntamiento de Murcia, edificio con frontispicio, al fondo)denominación en desuso hoy en día, en una toma del año 1905
La Glorieta y el Ayuntamiento, con la parte trasera del Palacio Episcopal (S. XVIII), al fondo, en una toma del año 1910
Los cambios en el entorno del Ayuntamiento, es decir, en la plaza que lo preside, La Glorieta, han sido constantes y muy variopintos, como se aprecia en esta imagen del año 1933
El Arenal, visto quizás, teniendo en cuenta la perspectiva, desde el balcón del Ayuntamiento, en una estampa de 1935