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domingo, 27 de abril de 2008

The Fountainhead (El manantial). 1949. Crítica de Cine

La Arquitectura y el Arte, por Convicción...



Gary Cooper, a la puerta del estudio del arquitecto Howard Roark, al que da vida en esta película.


Hablar de "El manantial", es hablar de la novela homónima de 1943, que fue un best-seller, de la escritora y filósofa Ayn Rand. Atendiendo a su título, no parece muy afortunada la transcripción como «El manantial», aunque su traducción literal «La fuente de la cabeza», se las trae también. Quizás «El pensamiento individual», o algo similar, fuera más acertado, aunque parece que el título está sacado de una de las frases de la obra. En definitiva, se trata de una película, que es un estudio sobre la mente creadora y sobre todo de la amistad; sin embargo, la novela aborda otros campos más adentrados en el terreno psicológico, que la cinta toca muy superficialmente. El hecho de que el argumento fuera revisado estrictamente por la autora, no se sabe con certeza, si colaboró en el resultado final, o si por el contrario, su ausencia, hubiera permitido alguna que otra liberalidad, que hubiera limado un poco, el hermetismo de determinadas escenas. Aún así, se trata de un film elogiable en muchos de sus aspectos, con una historia compleja a la hora de presentarla en imágenes, donde los personajes cargan con la mayor parte del peso escénico, saliendo airosos con suficiencia.

La historia trata sobre los logros de un arquitecto (Howard Roark, interpretado magistralmente, como siempre por Gary Cooper, en la foto superior), que triunfa gracias al empleo de una sólida personalidad, basada según la escritora, en demostrar que el individualismo, el yo primario y el egoísmo, no son defectos, sino virtudes a las cuales, no se recurre, en la vida real, por desconocimiento de la propia persona o por no saber valorar las posibilidades que cada uno tiene, entre otras más profundas y fuera del objetivo de este comentario.

La he visto varias veces, y siempre, me ha parecido ver en ella al gran arquitecto Frank Lloyd Wright, que revolucionó la arquitectura USA, con sus propuestas innovadoras e integrantes del hombre, como obvio destinatario de las mismas. Hoy sé, que es así, aunque no pudo contarse con sus diseños en la película, al ser por aquella época un arquitecto de gran prestigio, y pedir cantidades enormes por ellos, que los estudios no podían asumir. Así mismo, dejando a un lado la vertiente filosófica de la novela, soslayada sutilmente en la película, la trama de un triángulo amoroso, la afirmación del individualismo personal de los protagonistas (cada uno es único, o con connotaciones que así lo presentan) y el profundo sentido de la amistad que se establece entre los protagonistas principales (el arquitecto y el editor y millonario Gail Wynand, interpretado por un sólido Raymond Massey, foto abajo), exagerada dirán algunos y comprometida con las nobles reglas que la definen, dirán otros.



El gran actor Raymond Massey.



Yo, después de varios análisis de lo que esta propone, me quedo con un término medio: el individualismo, la amistad, el comportamiento general humano, no es necesario ni conveniente llevarlo a sus extremos, sino que la persona debe en cada momento, explorar su paso por la vida, en el más amplio sentido, y saber utilizar los medios para su disfrute, el de los demás y verter todos sus sentidos en la consecución de un mundo mejor en todos los aspectos. 

La interpretación de los actores es buena, los personajes creíbles y la realización sobria, en un blanco y negro, que a veces acompaña a los fines de la trama, y todo ello, bajo la supervisión austera de la autora. Mal recibida en su momento por la crítica, el paso de los años, le ha dado la vitola de film de culto y hoy en día, circulan por la red, innumerables citas a «El manantial».








  • Patricia Neal, (en la fotografía junto a Gary Cooper, en una escena promocional de la película), que con anterioridad mantenía un romance en secreto con el protagonista, se vió obligada a romperlo, sometida por las presiones de la prensa, lo que le supuso una gran crisis emocional. Posteriormente, se caso con un escritor.
    Paradójicamente, una parte de la trama de la película, coincide con este hecho.

© francisco javier costa lópez

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