Llegar al amigo...
Cortesía de Pixabay.com - Foto: Kazan |
Y Volé a la Otra Orilla
Allí, la luz se congelaba
en el instante de plenitud
en que los silencios del pensamiento,
con un color abisal,
respondían a mis soledades
preguntando dónde ha una flor.
Allí, en la otra orilla
bajo una cripta aureolar
donde respirar es pesada carga
y el temblor,
amigo de manos es,
hallé el alado escoplo de cristal
que en perlada antracita talló
un verso al vuelo
con la forma de aquella flor.
Y allí, compañero,
en la otra orilla,
quedó mi alforja,
más henchida y también más pesada,
más gastada, más vetusta,
porque la experiencia deja brillos en nuestros días
pero pule nuestras querencias
dejándonos solo,
el nombre de la flor.
© francisco javier costa lópez
Y allí, compañero,
ResponderEliminaren la otra orilla,
quedó mi alforja,
más henchida y también más pesada,
más gastada, más vetusta,
porque la experiencia deja brillos en nuestros días
pero pule nuestras querencias
dejándonos solo,
el nombre de la flor.
Qué versos Javier ..!
Es un conmovedor poema.
Un cordial saludo.
Querido amigo:
ResponderEliminarEs para mi, un honor, tu generoso paso y la sola presencia de tus ojos en este modesto espacio.
Recibe un fuerte abrazo y todo mi reconocimiento a tu gran labor poética.
Francisco Javier