Retroceder al Nacimiento ¿Es Posible?...
He sentido la incapacidad para andar. He sentido dolor en las manos y he balbuceado como un anciano. He sentido el arrojo que te lleva a superar los golpes, la fortuna de conocer gente, sin vulgares intereses por mi parte. He sentido que el amor trasciende en el tiempo, más allá de lo creíble, y he sentido que la muerte, para quien ha vivido en esa plenitud, sólo es un resurgir, en quien de verdad ha estado a tu lado.
Y he sentido ver una historia maravillosa, de una sensibilidad que estremece, contada con una maestría sublime, poco vista hoy en día y que según avanza, se convierte poco a poco en tu propia esperanza, en tus propias vivencias, en tus amores y recuerdos, en esa tranquila vida, llena de humanidad a la que todos aspiramos.
Si una película, es capaz, como esta, de hacerme sentir, lo que digo haber sentido, seguramente, para mí, no es un cine cualquiera: es una bellísima historia, que te envuelve en un halo de humanidad, tanto como lo puede hacer la propia vida, si tú te lo propones. Ese creo que es el mensaje básico, que la novela de Scott Fitzgerald, trata de transmitir.
En el orden técnico, hablar de un acertadísimo casting: todos los actores, empapan a sus personajes del ánima necesaria, para no sólo hacerlos creíbles, sino naturales a la vez. La banda sonora, se actualiza según la época, marcando aún más la tonalidad melancólica, y la música propia del film, es cuando menos, relajante, equilibrante, en muchos momentos en los que el corazón, parece no aguantar. David Fincher, ha logrado, en mi modesta opinión, crear una película, que veré más de una vez, y de la que espero sacar otros sentimientos, que me ayuden a caminar por este incierto mundo.
Se la recomiendo, sin ningún interés, sólo porque sé de antemano que me lo agradecerá. De nada.
© francisco javier costa lópez
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