Dejad que el Amor Os Guíe...
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Había Dos Bocas
En el campo donde las arenas morían,
donde la zarza era el reino del lagarto y,
el humo de las chimeneas plegaria parecía,
se convocaron las lenguas
para arruinar la coral que entonaban dos amantes.
Hoy, las arenas sueñan en anaqueles vacíos, los
lagartos abdicaron de sus reinos y un susurro de
hollín, caracola sin mar, tapa con ceniza la
vergüenza de dos bocas que sólo querían amar.
Mañana, cuando el sol queme esperanzas en ojos, dos
siluetas se alejarán en los espejos del desierto.
Mañana, quedarán dos bocas menos.
© francisco javier costa lópez
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