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lunes, 4 de junio de 2018

Rabindranath Tagore. Mi Literatura Preferida

El Humanismo Como Norma de Vida...




Resultado de imagen de el cartero del rey


Amal es un niño huérfano, que ha sido adoptado por Madhav. Se encuentra enfermo y su médico le ha prohibido que salga a la calle y tome el sol. Asomado a la ventana, un día, descubre que han puesto una pequeña oficina de correos, justo frente a su casa. Amal tiene un sueño: recibir una carta.




ESCENA TERCERA

MADHAV Y AMAL
(Entra AMAL)

AMAL Tío; oye, tío...

MADHAV Amal, hijo, ¿eres tú?

AMAL ¿No me dejas salir un poquito del cuarto?

MADHAV No, rey de mi corazón, no salgas...

AMAL ¡Anda, un poquito nada más ... Voy con tita a ver moler las lentejas... Mira la ardilla, sentada con su rabo tieso; mira cómo coge con sus manitas las semillas y se las come... ¿Voy de una carrera?

MADHAV No, vida mía no...

AMAL ¡ojalá fuera yo una ardilla! Iba a jugar más... Tío, dilo ¿por qué no quieres que vaya?

MADHAV Porque el Médico dice que no es bueno, hijo.

AMAL ¿Y cómo lo sabe él, di?

MADHAV ¡Qué ocurrencias tienes! ¿Cómo no lo va a saber, con esos libros tan tochos que lee?

AMAL ¿Y en los libros lo dice todo?

MADHAV Pues claro, ¿no lo sabías?

AMAL (suspirando) -¡Yo qué sé!... Como yo no leo libros...

MADHAV Pues para que lo sepas; los hombres empollones, que lo saben todo, son como tú; nunca salen de casa...

AMAL ¿De veras? ¿Nunca?

MADHAV ¿Cómo quieres que salgan? Desde que se levantan hasta que se acuestan están leyendo, y no les queda tiempo, ni tienen ojos para otra cosa. Cuando tú seas mayor, serás sabio.. Siempre estarás metido en casa leyendo libros muy tochos. Y la gente que pase se quedará mirándote, y dirá: "¡Lo que sabe! ¡Es una maravilla!"

AMAL No, tío, no; por lo que más quieras; ¡no, yo no quiero ser sabio; no quiero, no quiero ...

MADHAV Pues mira, mi salvación hubiera sido ser sabio...

AMAL A mí me gustaría más ir a muchos sitios y ver todo lo que hay que ver.

MADHAV ¡Tontería el ver, ver! ¿Y qué quieres ver? ¿Qué es eso que tiene tanto que ver?

AMAL Quiero ver esa montaña que se divisa desde la ventana... ¡Algunas veces me dan unas ganas de irme volando por encima de ella!...

MADHAV ¡Eres tonto! ¿Tú crees que no hay más que ir y subirse a la pico de la montaña? Y luego, ¡qué, vamos a ver ... ! ¡Tú estás loco, hijo! ¿No comprendes tú que si esa montaña está ahí en pie, como está, está por algo? ¿No? Si pudiéramos ir más allá, ¿para qué amontonar tanta piedra? ¿Para qué habrían hecho una cosa tan grande? Vamos, hombre...

AMAL ¿Tú crees, tío, que la han hecho para que nadie pase? Pues a mí me parece que es que como la tierra no puede hablar, levanta la mano hasta el cielo y nos llama; y los viven lejos y están sentaditos siempre en su ventana, que la ven llamar... Pero será que los que son sabios...

MADHAV ¡Te creerás tú que los sabios sólo tienen que pensar en esas tonterías! Tendrían que estar tan locos como tú...

AMAL Pues mira, ayer conocí a uno que está entonces tan loco como yo...

MADHAV ¡Vaya! ¿Quién? ¿De veras?

AMAL ... Llevaba un palo de bambú al hombro, con un lío en la punta, y llevaba un perol en la mano, Y tenía puestas unas botas más viejas... Iba, camino de los montes, por aquella pradera que está allí... Yo le pregunté, gritando: ¿Adónde vas?" El contestó: "No sé, no sé, a cualquier parte." Y yo le pregunté otra vez: ¿Por qué te vas?" Y me dijo: "Voy a buscar trabajo..." Tío, di: ¿tú no tienes que buscar trabajo?

MADHAV ¡Claro! Hay mucha gente que busca trabajo por ahí...

AMAL ¡Qué gusto! Pues yo me voy a ir también por ahí a buscar cosas que hacer...

MADHAV ¿Y si no encuentras nada? Entonces...

AMAL ¡Eso sí que sería divertido! Pues entonces iría más lejos todavía... Tío, yo estuve mirando mucho aquel hombre que se iba, andando despacio, con sus botas viejas... Cuando llegó a ese sitio del arroyo donde está la higuera, se puso a lavarse, los pies; luego, sacó de su lío un poco de harina, le echó un chorrito de agua, y se la comía... Luego, ató su lío y se lo puso otra vez al hombro; se recogió la falda hasta la rodilla, y pasó el arroyo. Ya le he dicho yo a tita que me deje ir al arroyo a comerme mi harina de grama, como él...

MADHAV ¿Y qué te ha dicho tita?

AMAL Me dijo: "Ponte bueno, y entonces te llevaré al arroyo... Di tú: ¿cuándo voy a ponerme bueno?

MADHAV dentro de poco, vida mía.

AMAL ¡Qué bien! Entonces, en cuanto esté sano del todo me iré, ¿verdad?

MADHAV ¿Y adónde quieres irte, di?

AMAL No sé. Me iré andando, andando... Pasaré muchos arroyos, metiéndome en el agua. Todo el mundo estará dormido, con las puertas cerradas, Porque hará ya mucho calor... Y yo iré andando, andando; y buscaré trabajo lejos, muy lejos, más lejos cada vez...

MADHAV Bueno; pero creo que lo que primero debes hacer es ponerte bueno, y después...

AMAL Entonces ¿ya no vas tú a querer que yo sea sabio, verdad, tío?

MADHAV ¿Y qué te gustaría ser a ti, vamos a ver?

AMAL Ahora no lo tengo pensado; pero ya te lo diré yo luego.

MADHAV Y mira: no quiero que llames a ningún desconocido, ni que te pongas a hablar con el primero que pase, ¿sabes?

AMAL ¡Si a mí me gusta tanto hablar con ellos!

MADHAV ¿Y si te secuestran?

AMAL ¡Eso sí que me gustaría! Pero no; nadie me lleva nunca; a nadie se le ocurre sacarme de aquí...

MADHAV Tengo que irme a trabajar, hijo. ¿Verdad que no saldrás?

AMAL NO, tío, no saldré; pero déjame estar en este cuarto que da al camino... (sale Madhav).

Fin de la Escena Tercera.

Maravilloso Tagore, construyendo una historia entrañable, con un vocabulario sencillo y cotidiano, lo que le confiere pureza, credibilidad y sobre todo un amor que va in crescendo y, sin darnos cuenta, nos impregna. Así es toda la literatura de este poeta, maestro, humanista, pintor y patriota hindú, que nos ha dejado un legado de incalculable valor, preciosista y humano. Una joya.

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